Claves para pensar la educación tecnológica hoy: lo que dejó el cierre del PECAT según Daniel Richar
El 2 de diciembre se realizó el cierre del PECAT Conectando Saberes, un encuentro que reunió a docentes, formadores y estudiantes del Profesorado de Educación Tecnológica en un espacio de reflexión sobre los desafíos actuales de la enseñanza de la tecnología en escuelas secundarias. La actividad fue organizada por la cátedra de Didáctica de la Educación Tecnológica de la FHAyCS y por diversas cátedras del Profesorado de Educación Tecnológica de la FCyT, ambas de la UADER.
El encuentro culminó con la exposición del Lic. Daniel Richar, decano de la facultad y referente en diseño curricular de la educación tecnológica. Desde su doble rol —institucional y académico—, Richar invitó a pensar la enseñanza tecnológica desde una mirada crítica, actualizada y profundamente ligada a las necesidades reales de las escuelas.
Repensar el currículum
Uno de los primeros puntos que planteó Richar fue la velocidad con la que cambian las tecnologías. Esa dinámica, explicó, obliga a revisar qué se enseña en la escuela.
Su planteo fue directo; "Si se enseña solo lo que hoy está de moda, ese conocimiento envejece demasiado rápido." Por eso, propone trabajar con conceptos que duren, que ayuden a entender cualquier tecnología, desde una herramienta simple hasta un sistema automatizado. Ideas como función, operaciones, proceso o tecnificación permiten comprender cómo funciona el mundo técnico más allá de los dispositivos específicos.
Richar destacó la velocidad con que cambian las tecnologías y el riesgo que eso implica para la selección de contenidos. Frente a este escenario, planteó preguntas clave:
¿Qué enseñar para que ese conocimiento no quede obsoleto? ¿Cómo garantizar aprendizajes aplicables, transferibles y duraderos?
Su propuesta se centra en apoyar la enseñanza en conceptos nodales —como operaciones, función y tecnificación— que permitan comprender tecnologías diversas sin depender exclusivamente de dispositivos o modas técnicas. Según Richar, ese es el camino para formar un pensamiento tecnológico crítico, capaz de adaptarse a entornos cambiantes.
Este enfoque dialoga con la estructura de los Núcleos de Aprendizajes Prioritarios (NAP), definidos a nivel nacional como la base común de contenidos para la educación obligatoria, y que buscan asegurar igualdad educativa más allá de desigualdades territoriales o sociales.
Progresión de contenidos y coherencia institucional
Uno de los ejes de la exposición fue la importancia de organizar la progresión de contenidos. Richar remarcó que la enseñanza de Educación Tecnológica debe avanzar desde nociones simples —propias del inicio de la secundaria— hacia sistemas más complejos.
No se trata solo de analizar artefactos: es necesario considerar su función, estructura, dimensión técnica y su carácter sociotécnico. Esa complejidad, sostuvo, solo puede abordarse con docentes formados, con planificación consistente y con instituciones que garanticen tiempo, acuerdos y condiciones adecuadas.
Del “qué enseñar” al “cómo enseñar”: construir capacidades reales
Richar también centró su reflexión en la dimensión metodológica. Afirmó que enseñar tecnología implica mucho más que transmitir contenidos: exige generar actividades en las que los estudiantes intervengan, diseñen, experimenten, tomen decisiones y resuelvan problemas reales.
Desde esta perspectiva, la distinción entre “qué” y “cómo” deja de ser un requisito burocrático para convertirse en una herramienta potente:
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Los contenidos organizan los saberes.
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Las actividades permiten movilizar capacidades.
Solo cuando ambos elementos se articulan se desarrolla un pensamiento tecnológico auténtico.
Un cierre que abre caminos
Para Richar, el final del PECAT no representa un cierre, sino un punto de partida para generar espacios para para el diálogo que nos permita pensar una educación tecnológica más coherente, contextualizada y transformadora. Entre los desafíos que identifica para avanzar en esa dirección, se destacan:
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Formar y acompañar a los docentes mediante espacios de trabajo colectivo.
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Asegurar condiciones materiales y organizativas: tiempo de planificación, equipamiento adecuado y las escuelas.
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Consolidar un currículum equilibrado entre contenidos duraderos y metodologías dinámicas.
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Construir una cultura de pensamiento tecnológico que permita comprender, usar y también intervenir críticamente en el mundo sociotécnico que nos rodea.
Quienes deseen profundizar las ideas y aportes compartidos pueden revisar la grabación de la charla —disponible [en este enlace]—.
Agradecemos la participación del equipo del PECAT —integrado por Rocío Ortiz, Diego Santos, María Blanco, Gisela Godoy, Romina Miraglio y Mariana Casas— por su labor sostenida y compromiso durante todo el proceso.

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