miércoles, 3 de julio de 2019

El VAR y el discurso redentor de la Tecnología



"Se ha dicho algo en relación con el telégrafo que me parece infinitamente justo y que pone de manifiesto toda su importancia; es que el fondo de este invento puede bastar para hacer posible el establecimiento de la democracia en un gran pueblo" 

Este texto data de marzo de 1795 y es obra de un hombre de ciencia: Alexandre Vandermonde quien fue titular de la primera cátedra de economía política en Francia. Este discurso profético sobre las virtudes democráticas de la comunicación a larga distancia pronto será desmentido por el mantenimiento del embargo decretado sobre el código o «lengua de signos» encriptada y por la negativa a que se autorice su uso por los ciudadanos, en nombre de la seguridad interior y la defensa nacional. Este relato aparece en el libro Historia de la Sociedad de la Información de Armand Mattelart (2002)

En los últimos años en los medios de comunicación, a través de los programas deportivos, han canonizado a la tecnología a partir de la adopción del Vídeo Arbitraje (VAR); cientos de horas de televisión dedicadas al fin de las injusticias, a la llegada de la confraternidad y al fin de los errores humanos. Se saludaba con honores la llegada de la anhelada justicia eterna al fútbol y la nueva tecnología como fuente de toda razón y justicia

La semifinal entre Argentina y Brasil de la copa América 2019 puso fin a la ilusión, desde el momento mismo de la finalización del partido los programas deportivos pusieron el acento en la injusticia y en la inutilidad de la tecnología. Recurrentemente se comete el error de confundir características técnicas con valores humanos, el discurso redentor sobre la tecnología del VAR ha llegado a su fin, simplemente ocurrió lo que ocurre siempre y es que las tecnologías no son más que mediaciones de las intenciones humanas. 

Estaba claro que Brasil esa noche no podía perder justamente en el mismo estadio del deshonroso 7 a 1 contra Alemania en épocas del Gobierno del PT de Dilma. Esta vez no,  Bolsonaro estaba allí arengando al son de su diatriba nacionalista dando la vuelta olímpica en el entretiempo. Para eso el poder tenía que valerse de las mismas armas de siempre, está claro que las tecnologías no son neutrales, está claro que las tecnologías no son más que formas materiales de expresión de las razones humanas por ende están al servicio de sus intenciones. No hay que confundir y ni esperar de la tecnología otra cosa diferente de los que esperamos de los humanos.

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