Este artículo, publicado en la revista Novedades Educativas Nº 187 del año 2006, describe la perspectiva del enfoque de procesos como un modo de organizar el área de conocimiento. Seis años después cobra vigencia para quienes se interesan por profundizar en el reconocimiento de los fundamentos que guiaron la construcción en los Núcleos de Aprendizaje Prioritarios de Educación Tecnológica.
Enfoque
de procesos en Educación Tecnológica
Por César Linietsky
Desde que la conozco, me ha llamado la
atención la leyenda del Golem. En la antigua tradición cabalista judía, el
Golem es un muñeco de arcilla que puede recibir vida con la combinación
adecuada de ciertas palabras y siguiendo las indicaciones del libro Ietzirá. La leyenda narra que en el
siglo XVll, el Rabino León de Praga, conocedor de la Cábala , construyó un muñeco
de arcilla al que dio vida. El producto de esta hechicería podía ayudar al Rabí
en las tareas hogareñas y en la sinagoga. Este muñeco no hablaba; crecía un
poco todos los días. Aprendía las órdenes que se le daban. En la frente del
golem estaba escrita la palabra EMET (תמא), que en hebreo quiere decir “verdad”. Para eliminar al
golem se debía borrar la primer letra E o alef (א), en hebreo;
quedaría así la palabra MET, (מת), que quiere decir “muerte” y el golem moriría.
En un determinado momento su tamaño
comenzó a asustar a la gente. Estaba tan alto el golem, que cuando el rabino
quiso eliminarlo, no pudo llegar a su frente. Para hacerlo, le ordenó que le
atara los zapatos. Cuando el golem se agachó, el rabino borró la letra; el
golem se volvió arcilla, y hecha montaña aplastó al rabino, ahogándolo.
El especialista en Cábala Gershom
Scholem (1978), plantea que la metáfora del Golem supone una advertencia,
propia de la religión judía, respecto de
la idolatría hacia objetos creados por el hombre, asignándole a la creación de
vida en objetos hechos por el hombre una dimensión diabólica.
¿Cuál es la relación que tiene esta
leyenda con la tecnología? ¿Qué nos están tratando de enseñar, o de qué nos
quieren advertir los sabios? La metáfora del golem supone que solo a los
rabinos sabios conocedores de los libros sagrados y de las palabras de cuyas
combinaciones se puede otorgar alguna forma de vida a los objetos, les es
asignado este poder “mágico”.
En primer lugar, la tecnología trata
productos humanos. A las herramientas es el mismo hombre el que las anima, se
convierten en extensiones de la misma persona. Nacen las máquinas a las que los
motores dan movimiento; el hombre “dialoga” con ellas en un “lenguaje” armado
de gestos: a cada gesto humano la máquina “responde”, mediante los mecanismos, con
otro gesto.
Las máquinas han mejorado
permanentemente y se expandido, han “crecido”. Pero, claro, las máquinas no
piensan como las personas. Por algún fenómeno de la naturaleza humana, esa que
tanto preocupa a las religiones, en las técnicas subyace la idea de mejora:
quien repite una tarea la mejora. Las innovaciones se van transmitiendo de una
técnica a otra. La máquina de vapor, desarrollada como una bomba de agua, fue
perfeccionada (por James Watt, un “sabio”, que seguramente dominaba las palabras,
los números y los códigos técnicos) y en
este proceso alguien vio un motor. Este motor se aplicó al transporte y a la
fabricación de bienes, y en este proceso algunos hombres encontraron un
instrumento que posibilitó hacer crecer su poder, una revolución industrial. El
“golem” siguió creciendo (la “máquina” de Lewis Mumford). Los intentos de
borrar la letra alef, fueron
infructuosos, el golem comenzó a darle poder a sus inventores y a sus
empleadores.
Los sabios de la Cábala no imaginaron la
posibilidad de combinar las palabras mágicas para que el golem pensara. Pero
algunos sabios se dedicaron a buscar esta posibilidad. La informática, de base
tan matemática, como la cábala, sumada a la electrónica, que creció a partir de
las comunicaciones, sentó las bases y hoy hay máquinas que prácticamente
“piensan”.
La metáfora del golem parece advertir
de los riesgos de que este potencial técnico se vuelva en contra de las
personas. El nivel actual de desarrollo de la tecnología, hace pensar que como
convergencia de los distintos avances en diferentes áreas, el golem ha dejado
de ser una metáfora, para tener una existencia real. Y sus efectos ya se
manifiestan en la vida cotidiana, beneficiándola en algunos ámbitos y
perjudicándola en otros. El golem, en el mundo del trabajo capitalista ha
generado pérdida de empleo, con sus consecuencias de pobreza e indigencia.
Vale la advertencia cabalística.
Asumimos la advertencia e intentaremos incorporarla a nuestra práctica en la
enseñanza de la educación tecnológica.
En esta nota propondremos una forma de
pensar la enseñanza de la tecnología para desarrollar el conocimiento de la
técnica, con una perspectiva humanista que no la idolatre y señale y prevenga
de los riesgos reales que el uso de la tecnología supone. Artículo completo
excelente artículo. gracias. Herrmann Maria R.
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