martes, 5 de mayo de 2020

La crisis escolar de la pandemia, una oportunidad

Por Cesar Linietsky


A propósito de distintos trabajos publicados respecto a esta nueva situación que los docentes están atravesando, se me ocurren algunas ideas inspirado en un texto de Bernstein, Clasificación y enmarcamiento del conocimiento pedagógico.  El texto se relaciona con cómo se construyen los códigos a través de los cuales comunica la escuela. Habla de tres “sistemas de mensajes”: el curriculum, la pedagogía y la evaluación. El interés está puesto en cómo estos tres sistemas de mensajes conforman códigos que contribuyen a la construcción de la identidad de los alumnos, o, si preferimos, a su subjetividad. Probablemente la situación de aislamiento social, y esta nueva modalidad de comunicación con los alumnos configuren un contexto que aporte a esta construcción colectiva que está proyectando la realidad, instalando debates respecto a la organización social y al rol del estado. Pensando la escuela como un proyecto colectivo social donde prime la participación y la solidaridad, se me ocurren algunas cosas, vinculadas con estas ideas que propone Bernstein. 
El curriculum se define por los contenidos que una sociedad selecciona, secuencia y asigna tiempos para ser enseñados. Bernstein formula una propiedad del curriculum que llama clasificación. La clasificación expresa la fortaleza de los límites entre las distintas disciplinas y propone un rango que va de los que tienen fuertes lìmites entre disciplinas, a los que llama agregados y los que tienen débiles límites entre disciplinas a los que llama integrados. La clasificación del curriculum expresa las características del poder en la institución escolar. En las estructuras disciplinares hay un poder más fuerte. 
La pedagogía expresaría, en esta concepción, las formas de transmitir el curriculum. La propiedad que formula para la pedagogía es la enmarcación. La enmarcación se relaciona con las opciones que tienen docentes y alumnos de elegir las formas en las que el conocimiento será transmitido y con la distancia que existe entre el conocimiento que circula en la vida cotidiana y el conocimiento escolar. Hay enmarcaciones fuertes, con pocas opciones para alumnos y docentes y un conocimiento distante del cotidiano y enmarcaciones débiles, con muchas opciones y cercanía al conocimiento de la vida cotidiana. La enmarcación se vincula con el control que tienen institución y docente del trabajo escolar.
La evaluación será función de las características de clasificación y enmarcación.
Estas características de los sistemas de mensajes construyen códigos a partir de los cuales la escuela comunica, y caracteriza códigos “agregados”, con clasificación y enmarcamientos fuertes y códigos “integrados”, con clasificación y enmarcamientos débiles. Las combinaciones posibles de estas características son amplísimas, entre agregados e integrados hay una gama de grises.
Mi interés en estas propiedades se relaciona con que a través de estas características se interviene en las construcciones de las identidades de los alumnos (y de los docentes también). Si queremos pensar en alumnos que desarrollen habilidades para el trabajo colaborativo y participativo, que es el requerido para la construcción de democracias justas y participativas, debemos pensar en códigos integrados. Los códigos integrados se subordinan a la existencia de una “idea integradora” a la que se subordinen las propuestas escolares.
Desde esta perspectiva quiero pensar respecto a esta nueva situación que nos plantean la pandemia, la cuarentena o el distanciamiento social. Mientras esto dure, y al parecer lo hará por bastante tiempo, los docentes se están esforzando con todas sus posibilidades y medios disponibles a sostener la actividad escolar por medios de comunicación, con las dificultades para alumnos, familias y docentes que esto supone y las diferencias respecto a la disponibilidad de estos medios que las familias de los alumnos disponen.
Es pertinente pensar que esto es una exquisitez en el contexto y que se trata de sostener el vínculo como se pueda. Pero se me ocurren algunas ideas como para pensar estrategias que orienten las prácticas en la dirección que queremos desde nuestras intenciones pedagógicas vinculadas con la formación de ese ciudadano participativo y solidario en un proyecto de sociedad más justa.
Como decía, los códigos agregados requieren una idea integradora. La realidad nos la está imponiendo a los gritos, la pandemia por el coronavirus es prácticamente el tema dominante en todos los medios de comunicación y alrededor de este es posible pensar algunas estrategias para la escuela.
Desde la perspectiva del curriculum, podemos asociar a las distintas áreas escolares contenidos vinculados con la pandemia con el coronavirus: 
  • En las ciencias naturales son obvias las referencias a los virus, la transmisión, la higiene en medio de la pandemia, etc. 

  • En las áreas de ciencias sociales los efectos sociales de la pandemia, la historia de las pandemias, la geografía de la pandemia, las características sociales, políticas y económicas y el impacto de la pandemia. 

  • En matemática hay una serie de herramientas matemáticas ya cotidianas que se relacionan con la comprensión de los números, los indicadores, los gráficos, qué es eso de “achatar la curva”. 
  • Desde las áreas vinculadas a la lengua, existe una serie de textos que es posible desarrollar para comunicar información, instructivos, análisis que podrían producir los alumnos para comunicar a sus familias y la comunidad escolar o territorial, según el caso, y también un abanico de textos cuya lectura es necesaria para comprender la situación y que se publican casi permanentemente.
  • En nuestra área, Educación Tecnológica, podemos pensar en las características de los procesos productivos y cómo prepararlos para sostenerlos con distanciamiento social, cómo pensar los procesos de distribución de productos básicos, qué es básico y qué no, y todas las ideas que hemos pensado y podemos pensar, como las vinculadas a las perspectivas sociotécnicas.
Esto supondría que los alumnos, que vienen recibiendo propuestas de sus docentes, en lugar de recibir propuestas independientes de cada docente (fundamentalmente en las escuelas medias) reciban propuestas elaboradas colaborativamente por los docentes de las distintas áreas y promuevan los trabajos colectivos vinculados con estos temas. Esto daría a los alumnos la percepción que del otro lado de sus pantallas hay una institución escolar, conformada por docentes, y de la cual es parte,  trabajando por ayudarlo a comprender la situación y proponiéndole la producción de conocimiento útil para su comunidad.